Por Chang Kyung - Cheol
Cuando veo gente que se queja
porque no tiene dones, envidiando a los que sí tienen distintos dones
espirituales, les digo que se alegren y alienten a quienes los utilizan
correctamente. Por más irónico que parezca, cuando vemos que alguien es bueno
en algo, debemos admitir que es bueno, felicitarlo por sus virtudes y hacerlo
circular. Solo entonces comenzaremos a desarrollar nuestro propio talento.
Por ejemplo, hay un camino que siguen quienes desarrollan el don de la enseñanza. Antes de siquiera descubrir el llamado, primero se forma en ellos la aptitud de un alumno y se les facilita mucho prestar atención a lo que dice un maestro o un predicador. Entonces, mientras que otras personas bostezan con alguna enseñanza, ellos siempre van a decir: " ¡Qué buena palabra! ¿No lo crees? Nos despierta espiritualmente". De esta manera, quien anhela este don, hace circular varias veces los mensajes que ha escuchado de los líderes espirituales y se expone a la enseñanza incluso mucho más que la persona que la impartió, demostrando que el aprendiz puede ser mucho mayor que el maestro.
El Espíritu Santo, además de llenarnos de gracia, también entrena y moldea creyentes e iglesias. Por lo tanto, anhele los dones del Espíritu, permita que circulen entre la congregación y utilícelos con la esperanza de alimentar vidas con sus hermosos frutos.