El norteamericano Acie Burleson, de 34 años, encaró la convocatoria de forma literal e inició una caminata de más de 3.000 kilómetros por las rutas de su país.Haciendo realidad el llamado de Jesucristo que invita a todos sus seguidores a tomar su cruz y a seguirlo.
Fue así que decidió dejar su estado natal, Carolina del Sur, para recorrer varias ciudades y predicar el Evangelio, cargando en sus hombros una cruz de madera que él construyó. Su destino final es el Gran Cañón, en Arizona, Estados Unido. Asimismo, afirmó que "recibió la dirección de Dios para predicar el Evangelio y orar por la gente".
"En el momento en que entregué mi vida a Cristo, mi vida cambió radicalmente. Es por esta razón que realizó esta caminata, por Jesús", dijo Burleson.
Para realizar su viaje, lleva a cuestas una carpa para poder descansar, pero en varias oportunidades diferentes personas lo reciben en sus casas o iglesias, dándole abrigo y cobijo para que él pueda cumplir con la meta del viaje.
Según su planificación, debe llegar al Gran Cañón en tres meses. Cuando llegue a su destino, no sabe qué hará, pero en su viaje ya ha recolectado varias historias para relatar.
Una de ellas es acerca de una mujer que pasó con su automóvil por la ruta y al verlo a él con la cruz regresó a su encuentro y llorando le confesó que buscaba un lugar para suicidarse, pero al ver la cruz que cargaba y se acordó de Jesús. Asimismo, otras personas detienen la marcha de sus automóviles y piden oración.
Burleson está agradecido por tener el apoyo de su esposa e hijos, porque un día él no sintió ganas de proseguir con el viaje, pero su esposa le alentó a continuar.